¿Por qué trabajamos con estudiantes en entornos rurales? PR ULL – Isla Baja

Experiencias que llenan y de las que te llevas ‘pedacitos’ como estas tres visiones de Carlos, Ane y Ornella del último PR ULL Isla Baja ¡Qué lo disfrutes!

El equipo de Pueblos Remotos haciendo el payaso durante el último PR ULL Isla Baja

Las grandes reflexiones de la vida empiezan siempre con una pregunta, un por qué. 

Creo que hacernos preguntas es uno de los ejercicios más sanos que podemos practicar, con los demás y con nosotros mismos. 

Una pregunta es el comienzo de este blog post, pero la pregunta en sí, no es la que lees en el título de esta reflexión, porque a esto no lo podemos llamar artículo, ya nos entenderás. 

La pregunta en cuestión fue, Ane y Ornella ¿Se animan a escribir una reflexión de forma colaborativa sobre lo que vivimos en nuestra última experiencia? La respuesta, por suerte para mí, y para ti, fue un sí. 

La experiencia en cuestión fue el último PR ULL, que en está ocasión tuvo lugar en la zona de Isla Baja (norte de Tenerife) y con la que pudimos convivir, el equipo de Pueblos Remotos, con 9 estudiantes de la Universidad de La Laguna y con 3 emprendedores rurales de dicha zona. 

Además, hablo en plural, porque lo que vas a leer aquí debajo es fruto de la visión que tuvo cada uno de nosotros, y por lo tanto reboza de la personalidad, visión y sentimientos de forma muy personal. 

Delegar con tranquilidad (Carlos) 

Sí tuviera que expresar con una sola palabra cuál fue mi vivencia de esta última experiencia, la palabra sería tranquilidad

Como emprendedor con unos cuantos añitos en la espalda, puedo decir que una de las palabras más bonitas, y a la vez más difíciles de aplicar, es el verbo: delegar

Tal y como comentaba Ane en su reflexión, hacer equipo, aprender a procesar y saber confiar te puede llevar a conseguir resultados a los que tú sólo jamás llegarías. Gracias Ane por ese trabajo, ese empeño y esas ganas que le pones siempre a todo y eso con sólo 24… es broma, con sólo 23 años. 

Y una experiencia como esta es también, como dice de forma completamente acertada Ornella, llevarte pedacitos de todas las personas que han participado. Esas risas, complicidades y forma de fluir, han sido en gran medida gracias a ti, Ornella. 

Por mi parte, sólo puedo aportar unas pequeñas reflexiones y dejarte con lo que han escrito ellas, que creo que es sobradamente más interesante que lo que yo te pueda escribir: 

  • En las experiencias con jóvenes, ya voy siendo menos joven (dejémoslo ahí) con cada una que ponemos en marcha (pensar que algunas de las personas que participaron no habían nacido cuando yo ya estaba en mi primer año de universidad, no ayuda, jajaja) 
  • Incluso en momentos de estrés, alta carga de trabajo y múltiples frentes abiertos, las personas adecuadas pueden ayudarte a sacar lo mejor de ti mismo.
  • Sí, cuando terminas cualquier cosa, sientes esa sensación de “vacío” y te vienen de vez en cuando imágenes, risas y momentos a la mente, es que lo que has hecho está bien hecho (Para todo lo demás, escribí una reflexión justo después de la experiencia que tuvo por título: “El vacío”, por si le quieres echar un ojo)

Ahora sí, que sí, te dejo con las reflexiones de Ane y Ornella ¡Qué las disfrutes!

Ha sido una experiencia increíble, donde me he llevado mucho aprendizaje y personas conmigo. Me alegro mucho de haberme presentado a la experiencia y agradezco que me hayan dado la oportunidad de haberla vivido – Estudiante del último PR ULL – Isla Baja

Tres años impulsando experiencias inmersivas con propósito en zonas rurales: aprendizajes desde Pueblos Remotos ULL (Ane)

Hace unos días cerramos una nueva edición de Pueblos Remotos ULL, en esta ocasión en la Isla Baja, y aún sigo digiriendo todo lo vivido.

Con esta, ya son varias las experiencias que hemos llevado a cabo desde que comenzamos a diseñar este programa en conjunto con la Universidad de La Laguna.

He tenido la suerte de estar implicada desde el diseño hasta la ejecución, coordinando junto al equipo de Pueblos Remotos todo el proceso y también modelizando el proyecto para que sea más replicable y pueda mantenerse aunque el equipo de facilitación cambie. Esta ha sido una de mis mayores satisfacciones: lograr que el conocimiento acumulado no se pierda.

Cada edición ha sido distinta, pero lo que me emociona es ver cómo hemos ido mejorando con cada paso, afinando el proceso, entendiendo mejor el territorio y adaptándonos a cada contexto.

De esta experiencia me llevo muchos aprendizajes, pero destaco especialmente:

  1. La conexión con los y las estudiantes participantes, que han sido seleccionados/as con mimo, buscando afinidad con los valores del proyecto. Muchos/as han terminado siendo amigos/as y seguimos en contacto, lo que me ha hecho reconocer también mi capacidad en selección de talento y gestión de personas.
  2. El vínculo con los/as emprendedores locales (queserías, fincas, dulcerías, etc.), que me han hecho repensar mis hábitos de consumo y profundizar en mi interés por el ecoturismo y los negocios tradicionales con impacto.
  3. La fuerza del trabajo en equipo, especialmente en Pueblos Remotos, donde aunque venimos de backgrounds y generaciones distintas, compartimos una misión clara. Eso se nota y se refleja en lo que conseguimos.
  4. La necesidad de darle continuidad a las experiencias, que permita seguir trabajando en la aplicabilidad de las soluciones trabajadas por los/as estudiantes. El interés por seguir está —por parte de ellos/as y de los emprendedores/as —, pero hace falta tiempo, financiación y personas dinamizadoras que lo hagan posible.

También me ha hecho reflexionar sobre los retos específicos de los territorios rurales en Canarias. A diferencia de otros territorios rurales afectados por la despoblación, aquí los desafíos tienen que ver con la gentrificación, la falta de diversificación demográfica y la necesidad urgente de generar oportunidades reales para la juventud, que fomenten el emprendimiento y el empleo en zonas de baja densidad de población juvenil.

Ha sido una experiencia transformadora. Pueblos Remotos no solo me permitió conectar con emprendedores y comunidades increíbles, sino también redescubrir el valor de lo local, de lo humano. Me llevo aprendizajes, inspiración y vínculos que van más allá de lo profesional. Gracias por crear estos espacios donde las ideas se cruzan con las personas y nacen cosas que realmente importan. ¡Ojalá haya más iniciativas así! – Estudiante del último PR ULL – Isla Baja

¿Generamos impacto desde Pueblos Remotos? Sí. Aunque no sea inmediato, ni visual, es real y necesario. Porque conseguimos:

  • Conectar a jóvenes de entre 18 y 42 años, con perfiles muy diversos, creando equipos unidos y amistades que perduran.
  • Formarles para abordar retos reales de emprendedores/as locales, proponiendo soluciones viables que tienen impacto directo en sus negocios.
  • Inspirar a jóvenes a emprender y a descubrir nuevas oportunidades profesionales en el entorno rural.
  • Tejer redes de colaboración entre emprendedores que apuestan por un futuro más sostenible, inclusivo y resiliente.

Aun así, sentimos que para dar continuidad y escalar este tipo de iniciativas, es necesario contar con más apoyos estables y a largo plazo.

Especialmente desde aquellas instituciones que ya trabajan por el desarrollo económico y social del territorio. Son quienes cuentan con mayores recursos y mantienen una relación directa con la ciudadanía y los desafíos específicos de los municipios rurales.

Hasta ahora, el apoyo por esta vía ha sido limitado. Por eso, simplemente queremos expresar nuestra disposición a seguir dialogando y construyendo alianzas que fortalezcan este tipo de experiencias.

Porque creemos firmemente en su valor, y sabemos que pueden contribuir de forma muy positiva a transformar realidades que lo necesitan.

Una experiencia PR ULL con Pueblos Remotos (Ornella) 

De niña, siempre quise tener un puesto de limonadas. Pero no para vender bebidas frescas. Mi sueño era servir ideas a quien viniera con un reto entre manos. Escuchar, imaginar y ayudar.

La experiencia con los estudiantes en el último PR ULL de Pueblos Remotos fue, en muchos sentidos, la realización de ese sueño infantil. Y también una poderosa confirmación de mi misión profesional actual.

Sentí la primera punzada de entusiasmo cuando Carlos me escribió para co-facilitar esta aventura. El planteamiento era tan sencillo como ambicioso: 5 días, 1 alojamiento, 9 estudiantes con ganas de aportar, 3 emprendedores locales con desafíos reales, 3 facilitadores al servicio del aprendizaje y el impacto.

Con unos dos meses de antelación, me sumé a la planificación. Ayudé a organizar detalles logísticos (la comida, los materiales, la selección de perfiles…), pero también a dar forma a lo intangible: la experiencia, los vínculos o el entorno de aprendizaje.

Y sin apenas darme cuenta, llegó el primer día.
Cuando pisé el albergue en Garachico, me di cuenta de que había estado tan inmersa en la preparación que me planté allí con toda la fe… pero sin expectativa. Y qué regalo fue eso. A veces, para fluir, hace falta soltar el control. (Aunque, eso sí, la lavadita del coche a última hora fue un buen toque final).

La sala fue llenándose de timbres, acentos, tonos y frecuencias humanas distintas. Como dice la neurociencia, el cerebro puede sentirse estresado ante lo desconocido. Pero yo creo que, con la actitud adecuada, esa incertidumbre se transforma en un lienzo en blanco lleno de posibilidades.

Y ¡vaya obra colectiva creamos!

Lo que vivimos

Durante esos cinco días, fuimos explorando, compartiendo, creando. Conectamos con Isla Baja, empatizamos con emprendedores reales, ideamos soluciones en equipo. Aprendimos de la experiencia y de las historias únicas de cada persona.

Me llena de orgullo haber contribuido a crear un espacio donde todas y todos pudimos sentirnos a gusto. Éramos un grupo diverso, sí. Pero también armónico. Con autenticidad, respeto y una camaradería que no se finge.

Solo quiero decir gracias a mis monitores y a los organizadores de pueblos remotos. Ya que no solo he mejorado a la hora de aplicar mis conocimientos, sino también he crecido como persona, llevándome muchísimo más de lo que me garantizaron. Nunca esperé que a mi , y a todos los estudiantes, nos recibirán los brazos abiertos y nos dieran un voto de confianza para desenvolvernos en nuestra disciplina. En el viaje de camino hacia la experiencia los estudiantes hablamos de las miles de ocasiones que diferentes docentes  rechazaban nuestras ideas por seguir una estela institucional. Aquí hemos tenido la libertad de desenvolvernos de diferentes formas a las concebidas en el aula, no solo cumpliendo con lo que esperaban de nosotros sino haciendo un muy buen trabajo (por lo que nos contaron) – Estudiante del último PR ULL – Isla Baja

Mis momentos favoritos

  • Compartir nuestros sueños entre sorbos de café mañanero.
  • La clientela de Elisabeth, emprendedora local (EVA en Canarias), que decidió quedarse a escuchar durante la entrevista.
  • Habernos perdido las vistas más bonitas de Teno Alto si Alexander (Quesería NaturTeno) hubiera tenido una mañana relajada.
  • Los ooohs y ajás en la finca, por los descubrimientos sensoriales y las explicaciones que nos dió Pascal (Finca La Canopea).
  • Ver cómo las ideas se volvían materiales reales para apoyar a los emprendedores.
  • Formar círculos para pensar, crear, compartir, comer, jugar, nadar y bailar.
  • Las frases que se convirtieron en un lenguaje propio.
  • Los viajes musicales en coche.
  • Los baños nocturnos en el mar.
  • Los planes improvisados.
  • Descubrir los talentos e historias de todos, como si fueran cajas sorpresa.
  • El murmullo y las risas antes de quedarnos dormidos.

Una experiencia tan viva que todavía resuena.
Una gratitud que siento de larga duración.

Me dijeron una vez que todas las personas que nos rodean dejan un trocito de ellas en nosotros. Si eso es verdad, me llevo conmigo cachitos de Gara, Copo, Octavio, Inma, Fran, Aday, Gabriela, Nayara, Rubén, Ane y Carlos. Gracias por formar parte de este camino.

Con cariño y gratitud,
Ornella.

A lo que yo añado ¡Viva la Ruralidad Conectada!

Un abrazo,

Ane, Ornella y Carlos.

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